Aún en los peores momentos podemos sentir paz
Hay muchas nieblas que enturbian nuestra visión. Son esas mismas que no nos dejan ver cuan largo es el trayecto que tenemos por atravesar...
Y nos sumergimos en un abismo creado por nuestra propia mente. Y nos hundimos en explicaciones y pensamientos inventados por nosotros mismos y no vemos o no queremos mirar lo que sucede a nuestro alrededor. La mente se bloquea. El silencio se hace nuestro mejor amigo y la soledad una gran compañera. Empezamos a ver que nada ocurre como habíamos planeado en nuestro principio, que todo se oscurece, y en vez de salir, entramos cada vez en un pozo negro y vacío, que no nos deja ver el mundo exterior con claridad. Un pozo que nos abruma con sus oscuras paredes. Permanentemente vemos que la vida nos da una buena contra una mala, como si una no viniera sin la otra, o como si se complementaran en si mismas.
Y nosotros empezamos la marcha y detenemos la marcha, y así vamos por la vida. Como si jugáramos con ella un juego de ajedrez, que parece moviera las fichas siempre a su favor, y nosotros nos quedamos allí mirando como eso sucede sin hacer nada al respecto. No podemos permitir que aquellos deseos y sueños frustrados no nos dejen avanzar. Que las dudas nos paralicen con sus conjeturas. Que las personas nos invadan con sus propósitos y explicaciones infundadas. No podemos permitirnos paralizarnos, en esta época, en este tiempo, en este momento de crecimiento. Aún en los peores momentos podemos tener paz, si vamos en busca de nuestros sueños, si no nos detenemos.
El fracaso, la derrota, no deben debilitarnos, es solo para fortalecernos, para vernos más alivianados, es como un pase hacia nuestras grandes victorias, hacia nuestros logros personales. Tomar una verdadera actitud optimista en estos casos es lo que corresponde, no aislarnos de los desafíos y aventuras que la vida nos propone a cada segundo, aprovechar cada oportunidad como si fuera la ultima, la mejor. Estos desafíos y aventuras tienen la capacidad de transformarnos para poder adquirir más fuerza, e ir en busca de mejores situaciones, de una vida más alegre y feliz.
“Cuando nuestra energía creativa se direcciona a atraer y crear las condiciones óptimas para nuestra vida, estamos tomando una actitud optimista”
Una de las sugerencias para lograr una actitud optimista es la auto-aceptación. Ella hace posibles grandes cambios. Contemplar las cosas buenas de las personas, tratar de mirar los efectos y emociones y pensamientos en cada situación. Prestar atención a nuestra propia reacción para corregirla, si fuera necesario. Debemos vivir el presente con la realidad necesaria, sobrellevarlo con la madurez necesaria, enfrentarlo con la fuerza necesaria. Y seguir adelante en la búsqueda de nuestros sueños con el optimismo necesario, sin paralizarnos, viviendo cada momento como merece ser vivido, descubriendo que cada día es un día maravilloso que podemos vivir de la mejor manera. Porque dejarlo ir. “Y –como está escrito en Maktub- si tu vida no resulta como esperabas, solo existen dos explicaciones: están poniendo a prueba tu paciencia o necesitas cambiar de rumbo”.
Pero ¡ojo!, cambiar de rumbo, SI, detenernos, JAMÁS.
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