En la Axinomancia era imprescindible un trozo de madera redondo y un hacha. Había varias formas de practicarlas, incluso a veces los consultantes rodeaban el hacha, que se colocaba verticalmente, y según la caída apuntaba a uno de ellos, en respuesta a lo consultado.
La adivinación mediante los sapos, constituía la esencia de la Batraciomancia.
En momentos bélicos, frecuentemente se practicaba la Belomancia, adivinación mediante saetas.
Al final de la Edad Media se practicaba bastante la Bibliomancia o adivinación interpretando la Biblia; con un punzón se abría el libro y las primeras frases marcadas, ofrecían un punto de apoyo para la interpretación.
La Botamancia, se servía de las plantas. Los sistemas eran de lo más variado, pero el más usado consistía en arrancar de un árbol 96 hojas y en cada hoja escribir una letra, de manera que se formasen cuatro alfabetos; las hojas se lanzaban al aire y luego se cogían doce hojas con las cuales se formaría una palabra o frase que respondía a lo consultado.
En la Cafeomancia, se presagia utilizando el poso del café.
En la Capnomancia, se adivina sirviéndose del humo, en la Catoptromancia, a través de los espejos, en la Ceromancia o Ciromancia, mediante la cera, en la Cleidomancia a través de las llaves, en la Cleromancia se utilizan nueces, habas y habichuelas, en la Coscinomancia se utiliza el cedazo, en la Croniomancia se utilizaban cebollas, a condición de que estas estuviesen toda la Nochebuena sobre un altar; en ellas había escrito distintos nombres, luego se tiraban y la que germinase primero, respondía a la pregunta. Era una práctica rural muy utilizada por las niñas casaderas.
La Cristalomancia permitía la adivinación partiendo de las vibraciones de un vidrio.
Para la práctica de la Dactilomancia se usaban anillos. El anillo se suspendía de un hilo; este se quemaba y el anillo caía sobre una mesa, en la que, previamente se habían dibujado letras, signos del zodiaco, plantas, etc. y cuando el anillo caía y marcaba una letra, la operación se repetía... todo ello nueve veces y se formaba la palabra mágica.
En la Garosmancia, se predice el porvenir a partir de las diversas imágenes formadas por varias antorchas, que eran interpretadas por un joven y una mujer embarazada.
La Gastromancia: es la adivinación por medio del estómago, la Geomancia a través del análisis de la tierra, la Giromancia, mediante giros y vueltas que daba el consultante en torno a un círculo donde estaban escritas, salteadas las letras del alfabeto.
En la Heteroendoscopìa se vaticinan las enfermedades, en la Hidromancia se adivinaba mediante el agua, usando diversos sistemas, unas veces un anillo suspendido de un hilo en el vaso, otras veces mediante la simple observación del agua estancada, o de un riachuelo, etc.
En la Hieromancia, se adivinaba por medio de las vísceras; en la Lampadomancia mediante la llama de las velas; la Lecanomancia predecía a partir de las piedras preciosas, el agua y el oro; en la Libanomancia, a través de los perfumes que se echaban en un brasero, en la Licnomancia, mediante la llama de una candela.
El Magnetismo era la adivinación, partiendo del fluido magnético de los animales, la Miomancia utilizaba los ratones y ratas; la Molibdomancia se hacía mediante la fusión del plomo; la Nigromancia, por medio de cadáveres; la Onicomancia se practicaba a partir del nombre de cualquiera, examinado él numero de vocales, etc., la Oomancia u Ooscopia predice el futuro por medio de los huevos, según las figuras que forma la clara al caer en un vaso de agua. Aún hoy en día, en algunas regiones de España, existe la costumbre de en la noche de San Pedro, a las doce en punto de la noche (la víspera) se rompe un huevo, se echa en un recipiente con agua y a la mañana siguiente aparece formado un barco.
En la Armitomancia se adivina sirviéndose de los pájaros. La mayoría de los pájaros más conocidos según el canto o el vuelo, presagian una u otra cosa. Quizá el búho es el representante del mal presagio.
La Piromancia predice el futuro mediante el fuego; según las distintas figuras que forma la llama.
En la Rabdomancia es imprescindible una rama bifurcada de nogal o de laurel; ésta debe ser cortada, de un solo tajo, un miércoles de luna llena a la hora de mercurio.
La Teratoscopia, es la adivinación sirviéndose de fenómenos atmosféricos, apariciones, etc.
La mayoría de estas "mancias", en la actualidad solo se practican en países, donde sus habitantes aún tienen un gran contacto con la naturaleza. El hecho de que no constituyan una práctica general, no implica que debamos desconocerlas, pues sus aportes pueden explicarnos la razón de ser de algunos comportamientos.
A partir de aquí intentaremos explicar las mancias más conocidas y sus métodos adivinatorios.
