
El desafío de mirar
Comencemos a mirar para descubrir aquello que está, pero no vemos.
¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Para qué estamos en este mundo? ¿Quién o quiénes armaron el universo?... Las preguntas sobre la existencia humana son infinitas, pero podrían resumirse en una: ¿Qué es la vida? VIDA, VIDA, VIDA.
Aunque no sabemos por qué nos la han dado, aquí estamos caminando los caminos infinitos, sinuosos, de riesgo, dolorosos, a veces abúlicos, a veces gratificantes, que tiene la vida. Entonces, más allá de toda interpretación y de todo juicio de valor, hay un hecho contundente, ¡¡¡estamos vivos!!!
Parecería entonces que si el destino quiso que estemos aquí, de lo que se trata es de cómo HONRAR NUESTRA VIDA. Y vivirla con la mayor conciencia posible de quiénes somos y cuál es nuestro verdadero lugar en este mundo. Esta es una decisión que en algún momento podemos tomar y a partir de allí el desafío es MIRAR. Cómo podríamos honrar nuestra vida sin honrar a los dos seres que nos la han pasado. Cómo podríamos honrar nuestra vida sin reconocer el sistema familiar al cual pertenecemos, aceptarlo e integrarlo. Cómo podríamos encontrar el lugar que nos corresponde sin entender que somos leales y fieles a nuestra familia, especialmente a nuestros padres. Y cuantas veces por esto, que permanece en forma inconsciente, no podemos desarrollarnos con plenitud. Cómo podemos armar nuestro propio sistema, si antes no miramos para atrás y colocamos lo que está desordenado. Cómo podemos estar en paz si no hay un movimiento de equilibrio entre el tomar y el dar. Cómo entendernos, sin comprender la importancia de la vinculación.
“El niño vive esta vinculación (a su sistema familiar) como amor y como felicidad, independientemente de si el grupo podrá desarrollarse favorablemente o no, y sin tener en cuenta quiénes y cómo son sus padres. El niño sabe que pertenece allí y este saber y este vínculo son amor, un amor que yo llamo primitivo o primario. Esta vinculación es tan profunda que el niño está dispuesto a sacrificar su vida y su felicidad por el bien del vínculo.” (Extraído del libro Felicidad dual, de Bert Hellinger y su psicoterapia sistémica).
Entonces, ¿qué es lo que hay que mirar?: desde lo personal yo diría que más que mirar sería descubrir, aquello que está pero yo no veo. El conflicto, la angustia, la depresión, la falta de deseo, nos llaman a ver, a abrir nuestra conciencia, a ampliarla, a mirar atrás, a darnos cuenta que muchas veces, en forma inconsciente, respondemos a un sistema familiar que busca el orden y el equilibrio y nos hacemos cargo de algo que tal vez no es propio, ni nos corresponde hacerlo. Lo que hay que mirar son hechos, no interpretaciones de los hechos. Lo que hay que mirar es si hay secretos familiares, cosas ocultas, personas excluidas, muertes tempranas. Desde lo profesional como terapeuta sé que tengo que mirar a esa persona y poder ver casi en simultaneo, su pertenencia, de dónde viene, como si sus vínculos, vivos o muertos, estuvieran acompañándonos sutilmente en cada encuentro. Desde el docente en la escuela, miraría al niño y atrás a sus padres, y trataría de no juzgarlos sino de integrarlos, y aceptarlos. Hay algo más misterioso y milagroso que dar la vida, como dice Tiiu Bolzmann, sólo podemos tener un padre y una madre y esos son los correctos.
Y desde cada ámbito, sea cual fuere, parece que nos completa cuando nos miran con todo lo que somos, con todo lo que pertenecemos, aunque para la cultura pueda ser bueno o malo, y justamente por eso a veces, no se mira. Y CADA UNO DE NOSOTROS,
¿COMO NOS ESTAMOS MIRANDO?
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